ALBOR FAMILIAR
La abuela me contó que en el entierro
“la tierra no podía integrar al abuelo,
de tan leve que era. Hay seres que no son
de acá ni de allá. Como la línea
del horizonte, inútiles pero necesarios”.
No conozco la tumba de mi padre.
“Grabaron su foto carnet,
la del bigote torcido, en la lápida”.
La irregularidad inmortalizada.
“El dolor golpea todos los rincones del cuerpo
hasta dar con el talón de Aquiles”,
repetía mi padre mientras masajeaba
los brazos endurecidos de los boxeadores.
En esa época yo escribía mi nombre
en el buzón, escondida detrás del arbusto,
esperaba que una carta penetrara.
(Inédito)
º
EL MILAGRO DE LA COMUNIDAD
Lavo el piso en cuclillas. Paso el trapo mojado.
Trazo mi camino humilde.
Afuere sucede el milagro de la comunidad:
un coro de niños canta, los hombres cortan trigo,
las mujeres se bañan en el río.
Me arqueo contra el espejo, la soledad excita.
Pronto se derrumbará esta casa y la alta hierba
cubrirá las ruinas.
Mi hombre huyó ante el peligro.
En la poesía encuentro la oración para soportar
cada corte abrupto.
(Todo ajeno)
º
LA SUERTE DE LA URRACA
Soy precaria,
entierro mis deseos
en la hoja
pero la imaginación
me bendijo.
Si pudiera
ser otra cosa,
y no la que prueba
el rostro
frente al espejo,
sería una urraca.
Entraría
por las ventanas
abiertas,
volcaría perfumes,
vestiría mi pico
con anillos.
Ocultaría piedras
preciosas
entre las plumas,
envuelta
en brillo robado
me disolvería
en la noche.
(Inédito)
º
CADENA ALIMENTICIA
Cuando quise decir tu nombre
me nacieron flores en la boca.
Negras, con un centro de estrellas.
Las abejas intentaron libar su néctar
y succionaron tu nombre venenoso.
(Todo ajeno)
º
OTRO LUGAR
Hecha de días y de años inciertos, de futuras canas angelicales
que me obligan a la bondad, con toda maldad ocupo el lugar
de lo que ya no existe.
(Todo ajeno)
º
CÓMANSE MI NIEVE
Susurro a los pájaros salgan de los poemas
cómanse mi nieve.
Susurro a la nieve fuera de mis poemas,
vuelen huevos de los pájaros.
Que el cascarón de la quietud no los devore.
(Todo ajeno)
º
TATUAR
Escribir es ir hacia la herida para curarla con veneno.
Los dioses lamen poemas y escupen oraciones.
Cuando no escribí encontré mi reflejo en el ojo ciego
de un caballo. Mi madre no ve las frases que tatué
en su vientre.
(Todo ajeno)
PARTIR BLANCA DE LA OSCURIDAD
tenés que aprender a disimular
y no arrancarle las
pestañas al espejo.
tenés que disimular a
estos lagartos
que suben y bajan tus
paredes nocturnas,
esa mesa fría y ese vaso
que late
cuando lo suprimís con la
mano.
tenés que aprehender esa
fuerza extraña
que te exhala sobre la
nuca.
(Esteparia)
CONSTRUCCIÓN DE LA NOCHE
pasan trenes
la noche entre la nieve
ventanillas cubiertas por
la escarcha
una mano apoyada sobre el
vidrio
imagino que es la tuya
me llama al infinito
donde los trenes
comprueban el fin del
mundo
(Esteparia)
º
SOMBRA
no soy la mujer que corre
con monedas en los bolsillos.
tengo las ideas rotas.
soy la que se detiene ante un árbol
y lo nombra en ruso
y se describe en su sombra.
(Esteparia)
Natalia Litvinova (Bielorrusia,
1986)
Publicó Esteparia (Ediciones del Dock, 2010;
Ártese quien pueda, 2013, España; Trópico Sur ediciones, 2013, Uruguay;
Llantodemudo, 2013), Balbuceo de la noche
(Melón editora, 2012), Grieta
(Gog y Magog, 2012), Cortes invisibles (Editorial
Letras de Cartón, Chile, 2012), Todo
ajeno (Melón editora, 2013; Vaso roto, 2013), Rocío animal (La
Pulga Renga , 2013).
Tradujo la antología El ruido de la existencia, de Esénin
& Jodasevich (Editorial Leviatán, 2013) y Espejo equivocado, de Cherubina de Gabriak (Melón editora, 2013).
Ilustración hecha con grafito: Josefina Wolf
PALABRAS SOBRE NATALIA
LITVINOVA - Luna Miguel
Cuando pienso en mis escritoras
preferidas, pienso no sólo en su obra, sino también en su vida. En lo que me
obsesiona de ellas: sus historias de amor, su procedencia, cómo se conocieron
sus padres, quién las protegió, quién las envidió, cómo vestían, cómo hablaban,
cómo soñaron... A menudo la biografía de la poeta suele ser suculenta, quizá
porque también su obra guarda esos tintes viscerales, que tanto se complementan
con la propia vida. Cuando pienso en mis escritoras preferidas, pienso en
Ingeborg Bachmann, en Alejandra Pizarnik, en Sylvia Plath, en Anna Ajmátova, en
Joyce Mansour..., lo clásico, pensaréis, lo clásico es pensar en ellas, por
supuesto. Pero resulta que últimamente entre mis más grandes musas hay un nombre
hermoso que se ha filtrado, y ese es el de Natalia Litvinova. No exagero.
Natalia es la poeta joven que en un futuro no muy lejano aparecerá en nuestras
listas de autoras más queridas. Natalia es la poeta joven que en un futuro no
muy lejano será estudiada como icono de una generación literaria en lengua
castellana. Natalia es la poeta joven que, con estos delicados pero
contundentes versos, asombrará a los lectores de hoy, a los de mañana... y en
los todos los futuros posibles: lejanos, cercanos, galácticos... no podremos
dejar de pensar en ella.
Luna Miguel
Barcelona, febrero,
2013
Esta chica es amor. Me conmueve como pocas poetas vivas. Los últimos versos del último poema son una explosión.
ResponderEliminarMe resulta inneludible no remitir mi memoria a Pizarnik cada vez que leo a Litvinova, por esa densidad en las palabras, la inmensidad de autoras que pueden crear tanto con tan pocas palabras.
ResponderEliminarNatalia es una genia. Le hace bien a la poesía.
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